And.
08 agosto 2010 | 16:17 | 0 Coments.
Recuerdo cuando nos conocimos, en 1º de ESO, el día de la presentación, de mi colegio solo nos había cogido a tres para ese instituto, y no conocíamos a nadie, tú estabas allí, en la puerta, y te acercaste a saludar. Nos sentamos en la misma fila, y empezamos a hablar. Nuestros padres se conocían, y nosotras nos hicimos inseparables desde la primera semana. Recuerdo nuestras tardes tirándonos por la cuesta del Freixo en bicicleta, comiendo helado y viendo los avestruces de las fincas de al lado. Cuando llovía nos quedábamos en mi portal hablando de cualquier chorrada. A las 8:15 todas las mañanas en tu casa para que tu abuelo nos llevara en coche al insti, esperaba sentado en la parte de atrás hablando de tu abuelo de las canciones que pasaban por la radio esperando a que bajaras, a las 8:25 diciendo: -lo siento, mientras te calzabas y te peinabas viéndote en el espejo del coche. Subiendo a correr las escaleras para llegar a clase porque era tarde, y decir todos los días:-culpa mía. Los trabajos de sociales, en la buhardilla de tus abuelos, viendo alguna película y comiendo helado del eroski. Paseando por la playa en pleno invierno… Luego llegó el verano, y con ello la playa, las cuando pasaba por tu casa a buscarte y aún estabas sin vestir: - bajo ahora, decías, y luego me decías desde la ventana:- sube, que aún no estoy lista. Hace dos veranos, tus vecinos del cuarto, enamorada de uno de ellos te volvías loca espiándolo desde la ventana todos los días de verano, mientras ellos pasaban aquí las vacaciones. Cuando se fueron que entraste en una depresión, llorando todos los días… bueno, que te olvidaste de ellos a las semana siguiente. Llegaron los suspensos, y los castigos, las tardes intentando estudiar y acabábamos hablando por teléfono. Sandra, tú y yo, nos pusieron delante de todo para que atendiéramos en clase, y pasamos a ser el “trio lalala” por estar todo el día hablando. Las mañanas de verano en la biblioteca municipal enseñándote matemáticas, para que pudieras aprobar en septiembre. Los sábados madrugando y vendiendo cruasanes para ganar dinero e irnos de compras. Tacando en todos los pisos de los telefonillos, cuando nos contestaban todos a la vez y nos escapábamos corriendo.O las noches durmiendo en la buhardilla, viendo películas de miedo y durmiendo en el sofá, cuando pasábamos las noches hablando y luego los domingos íbamos a la playa y nos quedábamos dormidas por no haber dormido la noche anterior. Nuestros días en don Hotel. Sacando fotos en el césped. Luego 3º… cambios de clase, cada una en una diferente, pero todo igual, los recreos en la cantina, cuando comprabas un cruasán y una botella de agua. Carnaval, ¿hubo algo de lo que no nos disfrazáramos? Gatas, cupido, raperas, bebés… y infinidades de cosas, improvisadas todas dos días antes. Y tú repetiste, y llegó cuarto… y te alejaste… cada vez más. Te quedabas en casa, no salías… pensabas que todo cambiaría, y cambió, por que tú dejaste que eso pasara, por que te apartaste del mundo, y olvidaste a los que estuvimos a tu lado en todo momento. Me olvidaste. Y pasó el tiempo, y era un hola y un adiós por los pasillos del instituto, y me preguntaba que había pasado, que habíamos hecho… nuevos amigos, nueva vida. Pero faltabas tú… y llegó Cíes. Y con ello una llamada, una mala noticia. El mundo se calló… ¿Por qué a ti? ¿Por qué a mi mejor amiga? Sí, no era lo mismo que antes, pero era eso, amistad, momentos, recuerdos. Esa fue la peor noche de mi vida, lo que era una excursión de fin de curso acabó siendo la noche de las preguntas. -¿Qué te pasa? ¿Vero, estás bien? Y no podía decir nada hasta llegar a Cangas. Y éramos 4 los que sabíamos la verdad, y los profesores nos escuchaban… nos decían que no preocupáramos al resto, que aún no sabían nada. ¿Y qué? Cuando llegamos se enteraron todos, hace casi tres meses, que estás allí dentro, llena de tubos, luchando por vivir. Y todos, aquí fuera luchamos por ti. Y ayer te vi, por primera vez desde ese día me dejaron verte, delgada, cambiada…moviéndote sin saber que pasa fuera, sin saber cuanto tiempo tardarás en despertar… pero la misma Andrea de siempre. Andrea, mi Andrea. Mi mejor amiga.


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