15 junio 2010 | 16:11 | 0 Coments.
5:15. Espero sentada en la cafetería de la esquina, el joven camarero se acerca y me sirve el café, como cada día. Desde hace un año se ha vuelto una rutina sentarme cada tarde en la mesa de siempre a esperar que vuelvas, parece que todo alrededor es felicidad: Los niños juguetean con la nieve entre sus manos mientras sus madres los llaman para servirles un chocolate caliente, la señora del banco, como cada tarde alimenta a las palomas y sonríe, mostrando su deteriorada dentadura. Los recuerdos vienen a mi cabeza y se clavan en mi vientre haciendo que me retuerza de dolor, duele, duele seguir esperando, duele mirar al cristal café tras café esperando que pronuncies mi nombre. ¿Tal vez fui yo la que debería salir corriendo detrás de ti? ¿Hice bien en aceptar el punto y final que pusiste en nuestra historia? 5:45. Un año, en este preciso instante preferiste marcharte, empezar tu vida en otro lugar, los niños jugaban con la nieve, y la señora del banco alimentaba a las palomas, mientras yo prometía esperar cada tarde a que volvieras, como me decía el corazón, porque el corazón, nunca miente.
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